EL BLOG DEL GRUPO JUAN PABLO II

BIENVENIDOS a este blog.
Desde el año 2003 formamos una comunidad que comparte experiencias de vida y oración. Fue el Papa Juan Pablo II quien nos impulsó a remar mar adentro, por eso a él le debemos nuestro nombre y mucho más.
Nuestra espiritualidad bebe de las fuentes de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, por lo que nuestro compromiso se centra en ser contemplativos en la acción y llevar a otros la experiencia del encuentro con Jesucristo, vivo y resucitado.
En este blog, queremos compartir con todos los que lo visiten nuestro día a día, nuestras vivencias y nuestras oraciones.
Que Dios les bendiga.

lunes, 26 de noviembre de 2012

RETIRO DE NOVIEMBRE. CRISTO REY


Celebramos hoy la festividad de Cristo Rey.
Decimos que Él es Rey pero, ¿Qué es ser Rey? Podríamos decir que un Rey es la persona más importante de un reino, aquel en quien todos depositamos nuestra confianza, en quien nos abandonamos, para que rija nuestros destinos.
Pero Jesús nos dice “Mi reino no es de este mundo”, y ante esto los discípulos le ruegan (Mc 10, 32.45) «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». 

domingo, 11 de noviembre de 2012

LA PUERTA DE LA FE

«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. 
Con estas palabras del comienzo de la carta apostólica del Papa Benedicto por la que nos convoca al año de la fe, tuvimos un rato de oración y posteriormente una reunión en la que expresamos nuestros sentimientos e ideas para esta invitación a la conversión. Entre otras cosas compartimos que estamos llamados a una conversión durante todos los días. Tenemos momentos fuertes a lo largo del año como Cuaresma - Semana Santa, pero luego vienen altibajos, momentos buenos y momentos malos que hacen crecer o disminuir nuestra fe.
El Papa nos dice: La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. 
Debemos dar testimonio de nuestra fe sin ningún tipo de vergüenza, más ahora que la gente cuenta experiencias y habla de cosas vanales. Sin miedo al rechazo, sabiendo que Cristo también lo sufrió. Nuestra testimonio ha de ser como el de aquél padre confiado y sereno que tras perder a su hija en una situación dolorosa decía confiar en Dios que quiso llevársela de ese modo. 
Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza.
 Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.
Ahora nos toca vivir situaciones y experiencias nuevas que debemos asumir abandonándonos en las manos del Señor, viviendo su presencia en todo momento. La oración nos debe servir como un medio para llegar a Él y no como un fin.
«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero.