El día de la Inmaculada ofrecí mi vida a Dios y al grupo. Por mis circunstancias dudé muchísimo si realizar sólamente un compromiso de vinculación (menos exigente) o ni siquiera hacerlo. Pero Dios nos pide más con nuestras circunstancias que nos restan tiempo. Ese tiempo aunque lo ocupen los hijos es tiempo dedicado también a Dios. Por eso quiero compartir mi compromiso con todos los que lo hicimos y con aquéllos que aún no se han atrevido a hacerlo. Ese compromiso ya está hecho (al menos por la parte de Dios), Él nos llama a más. Nos quiere a su lado, que le imitemos. Y eso es lo que hemos firmado por otro año más, en la intimidad pues no pudimos hacerlo de manera comunitaria.
Ahora hemos de matizar esa entrega que por nuestra parte no es otra que decir como María aquí estoy.
Por eso os dejo con esta canción que expresa mejor este sentimiento.
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