Desde hace unos años estamos llamados a formalizar un compromiso con el grupo Juan Pablo II. Después de unos años de búsqueda de identidad hemos crecido como grupo de oración y apostolado. Es necesario que nos sintamos parte de ese grupo y que dispongamos de nuestro tiempo para que siga creciendo como diría el evangelio en edad, gracia y sabiduría. Esto no significa una manera de cerrarnos como grupo. Al contrario, es una manera de ofrecernos a la Iglesia como familia comprometida con unos ideales, los del evangelio, los del seguimiento de Cristo, para que cuando nos vean, vean que seguimos a Cristo sin condiciones, sin medias tintas, sin intereses, sin limitaciones.
Estamos abiertos, porque nuestra vocación también se asienta en el apostolado y por eso ofrecemos dos formas de compromisos. Uno es vinculante y otro de pertenencia que es más exigente y va dirigido a quienes quieren entregarse más a fondo.
Este miércoles, en el día de la Inmaculada renovaremos y realizaremos nuestros compromisos junto con la familia de la Cruzada de Santa María, a los que estamos vinculados.
Que Santa María Inmaculada nos ilumine y fortalezca un año más a su servicio.
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